La realización del cartel conmemorativo del 75 aniversario de la incorporación de la advocación de María Stma. De la Paz a la Hermandad de la Sagrada Cena ha supuesto todo un privilegio para mi, tanto desde una perspectiva artística como desde el aspecto más íntimo y personal.
En lo artístico por ser un reconocimiento a mi trabajo que agradezco sinceramente dado el altísimo nivel de Málaga en todos los campos del arte. Los diseñadores, bordadores, tallistas, imagineros y pintores malagueños son, hoy por hoy y sin lugar a dudas, del más alto nivel de Andalucía, lo que hace que Málaga no necesite importar piezas artísticas para incrementar su patrimonio, sino que las diseña y produce por sí y para ella misma. Es por ello una satisfacción personal inmensa que la Hermandad de la Sagrada Cena halla contado conmigo para la realización del cartel anunciador de esta efeméride.
Una vez conocida la historia de la misma, hubo un aspecto que fue el que marcó la creatividad del cartel: el motivo por el que la Hermandad decide realizar la Sagrada Imagen de María Santísima de la Paz allá por el año 1939. Este no fue otro que el deseo de que terminase cuanto antes la Guerra Civil y de ahí el nombre de la Paz para su Virgen. Un deseo en forma de devoción, de que la paz llegara a todos los rincones de Málaga y de toda la geografía española donde la guerra dejó tanto dolor y tristeza.
Es esta la idea que de una forma poética se expresa a traves del cartel. La Paz, simbolizada en esa paloma con la rama de olivo en su pico, nace del seno de la Sagrada Imagen, se funde con ella y vierte su Paz sobre Málaga. Pero no es una Paz cualquiera, Es una Paz que, aún siendo universal, es también la Paz de Málaga, simbolizada en esa biznaga que porta entre sus patas, a punto de ser depositada en la mano de la Virgen. Una mano que sostiene cuatro espigas, símbolo del Pan de la Última Cena y también representación de la sacramentalidad de la Hermandad y Cofradía. Todo ello se plasma sin restar protagonismo a la Sagrada Imagen de la Virgen de la Paz, protagonista absoluta del cartel sobre los demás elementos del mismo por su dimensión y presencia magnífica, como no podría ser de otra manera.
Complementa el cartel una visión de Málaga dividida en dos partes: una parte es la Málaga monumental e histórica representada en ese perfil tan característico y reconocido que forman la Catedral y la Alcazaba malagueñas. Esta “silueta” malagueña se representa sobre un atardecer en el que se reconocen los azules no solo del cielo sino también del mar de Málaga, queriendo así expresar que Málaga y el mar son todo uno, no pudiendo existir lo uno sin lo otro. La otra parte es esa Málaga más íntima, más personal, más malagueña en definitiva, la de su gente de siempre, representada en esa Farola que evoca a la Málaga que fue, a la que recuerdo de pequeño y que mi madre describía. Una Farola que representa también de manera simbólica a la Santísima virgen de la Paz, faro y guía de nuestra vida cristiana.